martes, 18 de octubre de 2016

Cuarta dimensión

Admitiendo que vivamos en una tercera dimensión, o que, mejor dicho, nuestra percepción y experiencia del mundo ocurra en una tercera dimensión, más una dimensión tiempo que no podemos nombrar exactamente como cuarta. ¿Cómo sería una cuarta dimensión?
Si partimos del punto, entendido como un objeto sin dimensiones, el desplazamiento del punto en una dirección que resulta imposible para el punto, que no conoce direcciones, que no conoce otra cosa que el punto, y si en ese desplazamiento se va dejando un rastro, eso que creamos es la línea, es decir, un objeto en un espacio bidimensional.
Así que, como dice Ouspenski, ascender de dimensión es desplazarse en una dirección desconocida, imposible para el estado de cosas en la dimensión de partida, y ser capaz de percibir las infinitas posiciones que se van adoptando a lo largo del desplazamiento.
Si la línea se desplaza lateralmente y es capaz de percibir cada una de sus posiciones simultáneamente, esa línea observa que forma un plano. Si un plano se desplaza lateralmente y es capaz de percibir todas y cada una de esas posiciones que adopta en ese desplazamiento, entonces tenemos que ese plano percibe que se ha convertido en un volumen.
Y si un volumen se desplaza lateralmente, lo que quiera que esto signifique, y es capaz de percibir todas y cada una de las posiciones en ese desplazamiento, ya tenemos aquí la cuarta dimensión. Todo esto, obviamente son elucubraciones, pero qué maravilla que nuestra mente sea capaz de elucubrar de esta manera.

Cual puede ser nuestra dimensión desconocida. Podría ser el tiempo y podría ser que nuestro objetivo para entrar en la cuarta dimensión sea precisamente conseguir percibir nuestro desplazamiento en esa dimensión alternativa a las otras tres que es el tiempo. Si nuestra mente fuera capaz de percibir todas y cada una de nuestras “posiciones” a lo largo del tiempo de nuestra vida, el tiempo se detendría para nosotros, seríamos una única unidad existencial con unos límites de comienzo y final. Pero para ser capaces de percibir esto, la mente debe saltar se su concepción de tiempo que esencialmente es una estricta compartimentación entre Pasado, Presente, y Futuro.

Nosotros concebimos que vivimos en el presente. Entendemos el presente como este instante, que aún no ha sido pensado y ya pasó. Podríamos representar el Presente como un punto adimensional.  Si el presente es un punto adimensional, nuestra existencia es una línea. No es infinita porque tenemos un comienzo y tenemos un fin, es pues un segmento. Pero nosotros somos incapaces de concebir el completo de nuestra vida, apenas recordamos, tergiversadamente, el pasado y nada sabemos del futuro hasta que no ha ocurrido. Si fuéramos capaces de ser conscientes de toda nuestra vida en cualquier instante (en realidad si fuéramos capaces de concebir toda nuestra vida, ya no existirían los instantes) podríamos decir que toda nuestra vida es un elemento, una entidad de cuarta dimensión. Y por ahí podría continuar nuestra elucubración dimensional. ¿Qué significaría desplazar esta línea lateralmente? Si una línea es el conjunto de nuestra vida, cada línea representa una vida distinta que nosotros podríamos haber vivido. De nuevo, si fuéramos capaces de abarcar conscientemente no solo una de nuestras vidas al completo, sino todas las posibles vidas que podíamos haber vivido, cada una de esas vidas sería una línea y el conjunto de esas vidas sería un plano. Por similitud hemos de deducir que no es infinito el conjunto de posibles vidas que una sola entidad, yo, puede vivir. Así que ya hemos alcanzado la quinta dimensión, somos un volumen integrado (el cuerpo) en un plano en el tiempo (todas las posibles vidas que podría vivir ese cuerpo) Ya sabemos el siguiente paso, ese plano debe desplazarse lateralmente, pero, ¿cómo explicarnos esto?
Ese plano representa una individualidad. Todos los otros individuos son también uno de esos planos. No solo los individuos vivos, sino también los individuos inertes, todo lo que existe es un plano en esa quinta dimensión. Así que tenemos muchos planos en la quinta dimensión. Pero somos cosas distintas, creemos. ¿Qué tal si en realidad todos esos planos de la quinta dimensión fuéramos una única entidad en la sexta dimensión?

¿A que da vértigo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario